Cuando nos encontramos en lugares secos y áridos, no tenemos idea de lo que Dios puede hacer con nosotros y por nosotros allí.Porque siempre hemos pensado que los desiertos son tan secos,que sólo puede haber arena.No tan sólo arena;los rayos del sol son extremadamente fuertes durante el día,mientras que las noches son muy frías.Así que el panorama en un desierto no es muy halagador.
Entonces nos preguntamos si aún en los desiertos de nuestras vidas;esos momentos donde escasea la alabanza, la oración y la adoración por causa de las pruebas y circunstancias,podemos volver a florecer.Nos preguntamos si por lo menos puede brotar de nosotros un sólo retoño,una hoja,algún fruto.Solo si ocurre un milagro;así que debemos confiar en Dios,y en el poder de Su Palabra.
Verás, el desierto no es el problema. El problema somos nosotros y está en nosotros. Todavía nos falta confiar más en Dios y en el poder de Su Palabra.Debemos creer en Dios y creerle a Dios.Las pruebas y circunstancias nos limitan,no nos permiten crecer.Nosotros mismos limitamos el poder de Dios en nuestras vidas.Si vieras lo que Dios puede hacer contigo justo en ese tu desierto. Si vieras cuanto puedes crecer en el Señor y cuanto puedes bendecir a los que te rodean.
Dios dice en Su Palabra, "Plantaré en el desierto cedros, acacias,mirtos y olivos; en áridas tierras plantaré cipreses, junto con pinos y abetos,para que la gente vea y sepa,y considere y entienda,que la mano del Señor ha hecho esto,que el Santo de Israel lo ha creado. Isaias 41:19-20.No crees que una Palabra como esta es más que suficiente para que ese tu desierto deje de existir en tu vida? Porque ahora mismo Dios disuelve tu desierto;Dios restaura tu desierto;Dios te levanta con poder.Y te hará crecer tan alto y fuerte,tan espendoroso,que desearás extender tus ramas y tocar el cielo ,mientras tus raíces se aferran más a Dios.Que el Señor te bendiga.
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