A diario decidimos emprender rumbo en la vida por diferentes senderos.Es como salir de un puerto en una embarcación,y comenzar a navegar por los mares de la vida,sin tener en cuenta tanto el rumbo que tomamos y los peligros que podemos afrontar allá en las aguas profundas de esos mares tenebrosos en los que decidimos navegar.Tenemos que tener en cuenta que de pronto nos podemos encontrar con alguna tormenta, y que sus fuertes vientos comenzaran a azotar nuestra barca y que corremos el peligro de quedar encallados en algún lugar,o terminar hundidos en las profundidades de las aguas oscuras y frías.Así que cuando vayas a emprender un viaje,analiza primero los riesgos para que no tengas que sufrir perdidas.Porque lo peor que te puede suceder es que no tan solo sufras por lo que has perdido,sino que también veas como tus sueños terminan encallados en algún lugar donde nunca vuelvas a verlos navegar.Por lo tanto ponte en las manos del mejor Capitán que pueda tener en tu embarcación; Jesucristo.Y cuando el Señor Jesucristo vaya en tu barca,llegarás a puerto seguro sin temor a que tengas que encallar.Dios te bendiga.
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